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Dos modelos en pugna

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Independientemente del modelo que se adopte, el recorte a los sectores que reciben innecesariamente los subsidios, es inexorable

Dos modelos en pugna

La campaña se caracterizó por la falta de definiciones en temas claves como subsidios, inflación, estancamiento económico, déficit fiscal, tipo de cambio y trabas a las importaciones

Cada elección en la Argentina revela particularidades verdaderamente sorprendentes. Si Mauricio Macri fuese elegido presidente, sería la segunda vez –desde que el sistema de voto universal fue instaurado por la Ley Sáenz Peña en 1916– que un presidente de un signo político transfiera el poder a otro de distinto signo, en el plazo establecido por la constitución.

Desde la reinstauración de la democracia en 1983, han gobernado cinco presidentes electos por sufragio universal y dos –radicales ambos– no concluyeron su mandato en el plazo estipulado con las formas correspondientes.

Durante estos últimos 32 años el país sufrió varias crisis políticas severas y la mayor crisis económica de su historia, sin que se hayan visto amenazadas las estructuras institucionales de la democracia.

Carlos Menem le entregó a Fernando de la Rúa un gobierno en el plazo y con las formas que dicta la constitución -condiciones normales-  pero dejando una bomba de tiempo cuyo tic tac nadie quiso escuchar. Esta ocasión podría ser la primera en que se produzca una transición con cambio de signo, sin que la sucesión signifique una pesada carga pare el presidente entrante y no es que en el baúl de la herencia no haya rémoras, lastres y otros matutes.

Campaña

La escasa diferencia porcentual que arrojó el resultado de la primera vuelta resultó una sorpresa, tanto para el oficialismo como para la oposición.

Algunos analistas aducen que los estilos de comunicación fueron similares en lo conceptual, pero que no permitieron mostrar en profundidad las propuestas. La campaña se caracterizó por la falta de definiciones respecto de problemas que todos conocemos: subsidios, inflación, estancamiento económico, déficit fiscal, tipo de cambio, trabas a las importaciones y otras menudencias.

Daniel Scioli se presentó como el continuador del modelo y como garante y conjuro del fantasma noventista, pero no mucho más que eso. Durante la campaña los equipos oficialistas se encargaron de machacar ante los trabajadores y las clases medias que con Macri podrían perder muchos de los beneficios conseguidos en la década ganada. Claro que no tuvieron en cuenta que para un votante de 30 años promedio, la crisis de 2001 y el default sólo son un nebuloso recuerdo.

Por su parte Mauricio Macri propuso un cambio en el rumbo económico con un nuevo estilo de gestión. El también evitó profundizar demasiado en el qué y en el cómo. Sólo en el último tramo de su campaña, apurado por la prensa, negó que fuera a quitar beneficios adquiridos a los sectores de menores ingresos (planes de asistencia, asignación universal por hijo y otros subsidios) y prometió sostenerlos en caso de llegar al poder.

El sciolismo —si es que tal cosa existe— no resultó del todo convincente y no logró transmitir que, al menos en lo económico, representa una continuidad con independencia del kirchnerismo.

Dos modelos

Una lectura un poco más atenta, abstrayéndose del sutil lenguaje de campaña, deja entrever la vieja puja entre dos modelos antagónicos: el lento y abstruso modelo de desarrollo de la industria, del mercado interno y de los mercados de exportación con base neokeynesiana o el modelo de libertad de cambio y apertura hacia los mercados internacionales. En éste último, el control de la economía se realiza a través del ajuste de las variables presupuestarias, financieras y cambiarias. Al menos estos son los antecedentes dejados por la aplicación de los postulados de Stigler y Fridman introducidos por José Martínez de Hoz  a mediados de la década del 70.

Internacionales

En el plano internacional, las cosas no son sencillas y requieren de habilidad, destreza, inteligencia y sagacidad para percibir y actuar en un mundo donde la multipolaridad del poder viene galvanizándose desde hace décadas.

Las soluciones planteadas por Mauricio Macri requieren una ruptura con el actual esquema económico y la política exterior suele tener un vínculo directo con las políticas económicas adoptadas en el interior. Si se mantiene el actual esquema económico la política exterior se mantendrá, si cambia significará una nueva alineación.

Energía

En materia energética los problemas son variopintos. La caída del precio del crudo constituye un factor que no contribuye a la obtención de recursos para el desarrollo hidrocarburífero. Sin embargo se viene realizando un importante esfuerzo fiscal por mantener un precio interno del crudo --superior al internacional-- que hace al negocio un poco más atractivo, como surge de los acuerdos de YPF con las grandes empresas internacionales.

La baja del precio del crudo alivió un poco el déficit de balanza energética, aunque las cuentas podrían mejorar aún más si se incentivara el ahorro del consumo de energía. De todos modos casi todas las prospectivas indican que la demanda de gas continuará creciendo, incluso en el más optimista de los escenarios.

Los reajustes en la tarifa no sólo apuntarán a incentivar la eficiencia y reducir las importaciones de gas natural, LNG y energía eléctrica, sino también a sanearlas cuentas de las fracturadas distribuidoras.

En este sentido, la reducción de los subsidios a la demanda, constituye un objetivo inmediato para cualquiera de los dos candidatos. Independientemente del modelo que se adopte, el recorte a los sectores que reciben innecesariamente los beneficios, es inexorable. La clave está en el modo en que se recortan, como se redistribuyen y de qué modo se evitan los errores de inclusión o exclusión.

Tarifas

El referente en materia de energía de Cambiemos, Juan José Aranguren propone modificar lo antes posible las tarifas eléctricas, otorgando un subsidio de 150 kilowatts/hora a cerca de dos millones de hogares de menores ingresos.

Según reprodujo la prensa local, Aranguren sostiene que "en el sector eléctrico, se está pagando US$ 120 por megawatts/hora, pero el costo de producción es de US$ 364 megawatts/hora. Todas esas distorsiones mezcladas con corrupción hacen que el dinero no termina en las manos del proveedor totalmente".

En materia de reservas, Aranguren sostiene que los recursos los tenemos pero que hay que generar las condiciones. El yacimiento de Loma la Lata (en Neuquén), el mayor de gas, opera al 40% de su capacidad. Mientras tanto, pagamos regalías al exterior y no generamos riqueza en la Argentina con las importaciones".

En materia de combustibles Aranguren propone acoplar los precios internos con los internacionales y que los gravámenes impositivos acompañen la suba o descenso de los precios.

El ex presidente de Shell propone un acuerdo entre las provincias, los sindicatos, las empresas y los distintos eslabones que componen la cadena productiva, para armar un acuerdo que beneficie a todas las partes, teniendo en cuenta a los consumidores, que hoy pagan uno de los precios de los combustibles más altos de América latina. Eso si, manifestó que como condición previa es preciso lograr un tipo de cambio estable.

En cuanto a la modificación de la matriz energética argentina el referente de Cambiemos impulsará las energías renovables revalorizando el rol del planeamiento energético de mediano y largo plazo, sin descuidar el potencial hidrocarburífero, tanto convencional como no-convencional.

Identificación

Soto voce, los asesores de ambos candidatos reconocen los mismos problemas, pero los diagnósticos y las soluciones propuestas son absolutamente distintas.

Cualquiera que asuma la responsabilidad de gobernar a la Argentina, tiene desafíos importantes por delante: reducción de la inflación, crecimiento económico, mantenimiento del consumo del  mercado interno, crecimiento del empleo, sostenimiento de la recaudación, mejora de la balanza de comercial y resolución del conflicto con los fondos buitre, entre otros.

El trabajo primario radicará en “identificar” el alcance de los cambios efectivamente reclamados por el electorado, no está demás recordar que el humor popular es cambiante y como ya sucedió en el pasado es fácil errar en las interpretaciones del reclamo popular.

En la arena política quedará, por un lado, una ciudadanía que espera cambios y por otro un conjunto de organizaciones sociales cerriles y sindicatos montaraces dispuestos a no ceder un tranco e’pollo ante el menor síntoma de afectación de sus intereses.

Este panorama será común a ambos candidatos, pero a nadie escapa que siempre ha sido difícil gobernar con el peronismo en la oposición y esta vez se agrega un condimento especial: cuál será el rol de Cristina Fernández de Kirchner.

 


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