PETRÓLEO & GAS

El dilema del Segundo Tramo del GPNK

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La llegada de los días fríos puso en evidencia algo que ya se sabía: el Primer Tramo del GPNK no alcanza.

Los 11 MMm3/d de gas adicionales inyectados a la altura de la Planta Compresora Saturno permitieron reemplazar el barco regasificador de Bahía Blanca que visitó nuestras costas en años anteriores, pero no es suficiente para cubrir el pico de consumo que demandan el AMBA y las grandes centrales de generación de energía eléctrica que utilizan gas natural y gasoil.

No hace falta recordar la crisis en el abastecimiento de las Estaciones de GNC interrumpibles, algo que pone dudas sobre la estabilidad del suministro para los proyectos de conversión de vehículos utilitarios de porte medio y buses que circulen por el área metropolitana.

Las obras de las Plantas Compresoras Tratayén y Salliqueló, que se prevé finalizar para septiembre de este año, permitirán incrementar la capacidad de transporte del GPNK hasta 22MMm3/d, aproximadamente. Pero esto no quiere decir que se aumente la capacidad de gas que llega al principal centro de consumo. El gas que llega a AMBA está limitado por las capacidades de trasporte de los llamados “tramos finales”.

Al respecto, cabe destacar que el completamiento del loop del Neuba II que se finalizó el año pasado como parte de las obras complementarias del GPNK permitió aumentar la capacidad de ese ducto de 32 MMm3/d a 37MMm3/d, aproximadamente.

Pero es claro que esto dista mucho de sustituir los envíos de GNL que se regasifican en Escobar por un promedio de 18MMm3/d para los meses invernales, así como los 15 MMm3/d equivalentes de gasoil que se usan en el pico por falta de gas en Santa Fe y GBA.

Quiere decir que, si no se encuentra la manera de evacuar ese gas incremental, toda obra de potenciación del primer tramo del GPNK no permitirá resolver definitivamente el problema del abastecimiento, sino que sólo aportará un excedente de gas en Bahía Blanca mientras se sigue recurriendo a GNL en Escobar y al gasoil en las grandes centrales de generación.

Entonces, se entiende que para que Vaca Muerta pueda comenzar a producir, es preciso encontrar una manera eficiente de transportar el gas hasta la demanda. Y, para ello, la infraestructura existente es insuficiente.

La reversión del Gasoducto Norte

El panorama planteado se pone aún más complejo ante la drástica caída de gas por importado Bolivia. Esto ya se sabía y, por ello, en 2023 se licitaron las obras para la Reversión del Gasoducto Norte. Estas obras incluyen los 120 km del Gasoducto de Integración Federal, un nuevo caño de 36” (entre La Carlota y Tío Pujio), que permite derivar el caudal circulante por el Gasoducto Centro Oeste hacia el Gasoducto Norte. Se trata de aproximadamente de 17 MMm3/d que actualmente llegan al Nodo de San Jerónimo para abastecimiento de AMBA y Centrales y que serán derivados hacia Córdoba.

Este planteo es correcto, porque a diferencia de AMBA, el centro y el norte del país no tienen acceso a terminales portuarias. Y, por lo tanto, la alternativa de abastecimiento más eficiente es con el aprovechamiento de la infraestructura de ductos. Ya se vio este año que otras alternativas de abastecimiento que se apoyan en acuerdos con Bolivia o Chile, resultan en precios por MMBTU muchos más altos que el gas nacional.

Pero, desde la perspectiva del abastecimiento de AMBA y Litoral, la reversión del Gasoducto Norte significa que no se puede contar más con el gas que llegaba por el Centro Oeste.

El Segundo Tramo del GPNK estaba pensado como una alternativa a esta problemática que, además, llegaba a San Jerónimo, un nodo natural del sistema donde confluyen los dos gasoductos troncales de TGN y que se conecta con los principales consumos del sur de santa Fe y GBA.

Actualmente, el segundo tramo está en duda. Y no sólo por los casi US$ 2.000 millones que se requieren para su construcción. Con el argumento de la exportación a Brasil vía Bolivia, se pone en duda la totalidad de su traza. E incluso circulan creativas propuestas de exportación que transitan por otros países vecinos como Paraguay. Pero ¿es acertada esta interpretación? ¿El Segundo Tramo del GPNK hasta San Jerónimo es o no la alternativa más eficiente para abastecer la demanda interna y exportar, todo al mismo tiempo?

La Propuesta de tgs

¿Cómo se encuadra en este contexto la propuesta de inversión por 700 millones de USD presentada recientemente por tgs? La iniciativa complementa la potenciación del primer tramo del GPNK con una acertada ampliación de los tramos finales.

De acuerdo con lo indicado por la empresa, la obra en el sistema regulado de tgs abarca la instalación de 20 km de loops de cañería y la instalación de 15.000 HP de compresión en el Gasoducto Neuba II, más otras obras y pruebas para elevar su presión máxima de operación. Se estima que la ampliación de capacidad será de 14 MMm3/d incrementales.

Efectivamente se trata de alternativa altamente eficiente que permite el máximo aprovechamiento de la infraestructura de transporte existente, en términos de monto invertido por metro cúbico transportado, y con menores plazos constructivos. Y con esta propuesta, tgs demuestra que entiende el verdadero problema: la capacidad de gas que llega a la demanda para sustituir importaciones de combustibles importados y gasoil.

La empresa también aclara que el proyecto es complementario y de ninguna manera excluye la posibilidad de avanzar con la construcción del Tramo II del GPNK y/o cualquier otra obra de infraestructura que permita impulsar el desarrollo de Vaca Muerta y la integración energética regional. Veamos por qué.

¿Alternativas de trazado?
La importancia de la traza propuesta

Por la configuración eminentemente radial del sistema de transporte de alta presión, los gasoductos troncales de Tramos Finales desembocan en lo que lo que se da a llamar anillo de alta presión de GBA. El objetivo principal de este trazado es el abastecimiento de esa gran zona de demanda.

Por motivos técnicos, la presión real del fluido va bajando a medida que el gas es transportado por la cañería. Por lo que, cerca del anillo, la presión ronda los 22 kg/cm2. Derivar desde ese punto el gas hacia el norte o hacia vías de exportación no resulta eficiente, a menos que se trate de caudales excedentes estacionalmente.

En primer lugar, porque se requerirá de potencia adicional de compresión para poder inyectarlo en otros tramos del sistema (como sucede actualmente con el Gasoducto Mercedes Cardales que requiere de una planta compresora para pasar el gas en invierno del Neuba II hacia el Gasoducto Norte).

Y, en segundo lugar, porque la capacidad de esos caños es fuertemente dependiente de la demanda interna de AMBA y GBA. Por lo tanto, para garantizar un flujo estable de gas hacia el centro, NEA y NOA, es aconsejable evitar el anillo.

La traza propuesta y vigente del Segundo Tramo del GPNK resuelve óptimamente este problema, porque permitiría llegar con 37 MMm3/d al nodo de San Jerónimo, punto estratégico tanto para NEA como para NOA. Y lo hace con un ducto nuevo con una presión de diseño de 97 kg/cm2, muy superior a las presiones existentes en el sistema regulado (61, 70 o 75 kg/cm2), lo que maximiza su capacidad de expansión futura, a diferencia de otras intervenciones en ductos del sistema.

Al completar el eje entre los dos nodos naturales (General Cerri-Salliqueló-San Jerónimo), el Segundo Tramo favorece la transferencia de gas natural entre los sistemas del sur y norte de la República Argentina y da confiabilidad a todo sistema de transporte de gas con un ducto moderno de última generación.

Es importante destacar que la traza atraviesa zonas en donde se ubican importantes localidades actualmente abastecidas por redes existentes de GLP indiluído o mediante gasoductos virtuales de GNC, que serían fácilmente conectadas al sistema. Y, además, permitiría garantizar el suministro de estaciones de carga de GNC para el corredor cerealero Rosario-Bahía Blanca.

El desarrollo de este corredor ayudaría a hacer frente a los requisitos de ajuste de carbono en frontera (CBAM) establecidos por la Unión Europea para los productos importados.Frente a otras alternativas que no llegan a San Jerónimo, la traza actual presenta algunas ventajas. Con el gas en San Jerónimo, sería sencillamente posible compensar parte del gas derivado al norte por el Gasoducto de Integración Federal (en la Carlota).

Además permitiría sumar 10 MMm3/d adicionales al Gasoducto Norte para el desarrollo de minería y exportación, sin necesidad de realizar ampliaciones menos eficientes sobre el Centro Oeste o sobre el último tramo de este caño.

Y, por otro lado, permitiría, dar confiabilidad al abastecimiento de las centrales en el litoral, contribuir con la sustitución de GNL en Escobar, posibilitar el desarrollo de los corredores verdes del NEA y por qué no, pensar en un suministro firme a Brasil vía Paso de los Libres por 10 MMm3/d.

Cambiar esta traza, como se ha venido proponiendo, significaría desviar el caudal hasta otro punto periférico y no neurálgico del Sistema (como sí lo es el HUB de San Jerónimo).

Esto rompería un equilibrio natural de la infraestructura, quitaría flexibilidad operativa, confiabilidad, y requeriría comparativamente de más inversiones para asegurar la evacuación del gas de Vaca Muerta para la exportación regional a Brasil y para la sustitución de GNL y de combustibles líquidos e importados.


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